Dando vuelta la página, debo decir que lo que me motiva a retomar esta sección es un hecho que había venido advirtiendo desde hace un tiempo, pero que había decidido ignorar por razones que, incluso yo, no acabo de comprender. Lamentablemente ya no puedo continuar haciéndolo. Estoy olvidando cosas, aprendizajes que creía tenía arraigados en mi memoria; parecen haber desaparecido en algún apartado rincón del laberinto de conexiones neurológicas que conforman mi cerebro. ¡Una verdadera tragedia! Y una vergüenza si me piden la opinión.
Todo comenzó hace unos días, estaba sentada haciendo lo que todo aquel con tecnología táctil al alcance realiza últimamente: revisando facebook. Me topé con una publicación sobre respuestas ingeniosas en exámenes de la escuela, bastante graciosas por cierto. Disfruté alegremente hasta que me topé con una que trataba sobre el teorema de pitágoras. Repentinamente escucho la respuesta correcta a mi oído; resulta que mi novio había estado leyendo sobre mi hombro, pues le había llamado la atención mi risa. Inocentemente, le pregunté que cómo lo sabía. Él me miró sorprendido y sonrió tiernamente antes de explicar: "es el teorema de pitágoras", dijo. Naturalmente sabía de qué me hablaba, pero por alguna razón no podía recordarlo, algo que le hice saber inmediatamente. Continuó entonces con su paciente explicación, "en un triángulo rectángulo, el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos. De esa manera, en este problema, tienes que sumar los lados, al resultado le sacas la raíz cuadrada y listo". ¡Me quería morir!
De hecho, creo que dije eso último en voz alta.
¿Cómo era posible que olvidase algo tan básico? Entiendo que uno elimina lo que no usa, por decirlo de alguna manera; pero ni novio, que tiene la misma edad que yo, no tiene un trabajo que requiera conocimientos matemáticos y él si lo recordaba. Me sentí muy avergonzada, más aún porque habían muchas otras cosas que estaba olvidando y que las supe muy bien en algún momento; además de que me había descubierto cometiendo faltas de ortografía, algo impensable para mi persona.
Me puse de pie súbitamente y declaré a viva voz que volvería a estudiar todo lo que había aprendido en la escuela. No quería volver a pasar una vergüenza semejante - soy una mujer muy orgullosa y competitiva.
De esa manera, me propuse un nuevo proyecto: repasar poco a poco todos los conocimientos, incluso los relacionados a mi carrera profesional. Ahora, con solo leer los libros no es suficiente, así que redactaré un pequeño escrito con cada tema que repase (por muy breve que sea), a fin de dejar un registro de mi avance. Con este nuevo proyecto mataré dos pájaros de un tiro: ya sabemos que uno es cuidar mi orgullo; el otro lo aprendí hoy y se relaciona con el título de esta entrada.
¿Por qué estoy olvidando las cosas?
Eso fue lo que me propuse averiguar hoy y lo que motivó mi proyecto personal.
Investigué usando la magia de google y encontré una publicación bastante interesante, cuyo autor es Ignacio Morgado Bernal, quien escribió un artículo en la Web "Mente Sana" llamado "Cerebro humano: así funcionan el recuerdo y el olvido"(les dejo el link al final de este artículo por si se animan a leerlo).
En el escrito, el autor entrega información bastante interesante asociada a la memoria; sin embargo, lo que más me llamó la atención es que aclara que hay información que no recordamos, pero eso no significa necesariamente que pasase al olvido. Existen recuerdos condicionados a las circunstancias y, por ende, solo podemos recordarlos si somos sometidos a las mismas circunstancias; eso es culpa de la memoria inflexible o rígida, que es la que utilizamos para escribir, nadar o hablar un lenguaje.
¡Pero podemos entrenar nuestra memoria! Buena noticia para mí y para todos aquellos que se interesaron por esto. Entrenar la memoria permite evocar recuerdos de utilidad con mayor facilidad e independiente de la circunstancia en la que uno se encuentre; todo gracias a la memoria flexible.
Como todos los artículos de este tipo, el señor Morgado nos deja claves para recordar mejor, las que resume en diez maravillosos consejos:
- Practicar ejercicio regularmente. Aunque no lo hago todos los días, me aseguro de entrenar un mínimo de tres veces por semana. Mi motivación era bajar mi porcentaje de grasa y el peso de pasada, pero ahora que aprendí que el ejercicio físico también ayuda a la memoria, lo haré con aún más empeño.
- Evitar el exceso de grasas en la alimentación. Puede que sea un desafío, soy de naturaleza golosa, en particular por lo dulce. Requeriré un esfuerzo extra para cumplir este consejo.
- Dormir lo necesario con regularidad. Me jactaba de ser muy buena para dormir, pero últimamente he notado que duermo bastante poco. Tendré que aplicarme en este punto también, de lo contrario podría convertirme en un zombie secundario a la privación de sueño.
- Entrenar frecuentemente la memoria de trabajo. Es la memoria que usamos para pensar, razonar, planificar y decidir. Ya había comenzado a hacer los crucigramas del diario nuevamente, y resulta que eso es lo que recomienda (también los sudoku). Para mí es una grata experiencia, en particular porque me recuerda a cuando era pequeña y competía con mi abuela por el trozo de papel. ¿Sabías que Emol te permite rellenar el crucigrama vía online?
- Practicar el recuerdo de todo lo que te interesa. Ciertamente hoy en día confiamos mucho en los recordatorios del celular, por eso mismo ya no recordamos teléfonos o fechas de cumpleaños. Nunca he sido muy amiga de la tecnología, así que es una buena oportunidad para volver a memorizar esos detalles.
- Disfrutar de la lectura. Siempre me ha gustado, pero últimamente he leído muy poco. ¡Definitivamente mi ortografía ha decaído por eso! El nuevo proyecto me ayudará a recuperar el tiempo perdido. También estoy escribiendo mis novelas otra vez, así que espero mejorar en ello y de paso... si hay algún editor por allí leyendo... estoy con deseos de publicar (uno nunca sabe).
- Practicar nuevos idiomas. ¡Me encanta! De hecho, estoy estudiando francés y próximamente japonés con ayuda de Rosetta Stone.
- Escuchar música y tocar algún instrumento. Escucho música a diario; además, también tengo un violín, lo tenía un poco abandonado, pero quiero retomarlo. Tocar mi amado instrumento de cuerda, un poco cada día, me ayudará a levantar la moral y de paso estimular la memoria.
- Viajar y descubrir nuevos lugares. ¡Por Dios, eso no tienen que decírmelo dos veces! Si tuviese suficiente dinero, o si este creciese de los árboles, ya me habría recorrido el mundo completo unas tres veces. Por ahora, tenemos una nueva aventura planificada para septiembre.
- Recurrir a lo sencillo. Me gustan las cosas prácticas, y odio invertir dinero de más, sobre todo si no es necesario. Así que esto no será problema.
No pretendo extenderme de más en la publicación, así que para finalizar, y antes de que la redonda luna saliente me siga distrayendo (resulta que me queda justo de frente), debo aclarar una regla fundamental para el nuevo proyecto que comenzaré:
"Sólo utilizaré google para búsqueda de conceptos específicos, pero no pretendo estudiar desde el computador. Hay demasiada distracción en internet y la idea es aprovechar el tiempo lo mejor posible."
Deséenme suerte espero puedan volver a acompañarme con su lectura y comentarios.
¡Hasta la próxima!
Morgado Bernal, I. (sin fecha). Cerebro humano: así funcionan el recuerdo y el olvido. Publicado en el sitio Web de MenteSana: http://www.mentesana.es/psicologia/cerebro/cerebro-humano-asi-funcionan-recuerdo-olvido_937
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Otra vez, muchas gracias. ¡Hasta la próxima!