viernes, 29 de junio de 2018

Mi tierra se mueve

Si pensaron que ya había olvidado subir el reporte de hoy, estaban muy equivocados, solo me retrasé un poco.

Sigamos con la maravillosa historia de la enciclopedia que cultiva la cultura general de las personas. Aún queda un largo camino por recorrer, el cual cuenta con un total de 617 páginas; es decir, unas seis categorías de colores, en las que la más extensa parece ser aquella que nos habla sobre el reino animal. Veamos si comenzamos a entender que los seres humanos no somos los únicos seres vivos en el planeta.

Ya comienza la aventura de hoy, en un capítulo titulado:


La Tierra Activa



¿Recuerdan que ayer insistí, por lo menos unas tres veces, en el asunto de las capas? Pues el tema a tratar se centra en una de ellas, de casualidad la más externa: la corteza. A modo de resumen, habíamos acordado que esta capa era la más activa (o dinámica, si prefieren), debido al desplazamiento de las placas que la conforman. ¡Por favor! De alguna manera la pobre tiene que liberar toda esa presión que recibe por parte del manto; de allí que nunca esté quieta.

De esa manera, toda esta alteración en el contorno de los océanos y continentes se debe a la tectónica de placas. Aquí debo detenerme para declarar solemnemente que por fin (creo) estoy entendiendo el porqué de la relación de pseudo-maltrato entre el manto y la corteza.

¿Que qué tiene que ver el manto en todo esto? Resulta que el magma del manto inferior surge hacia la corteza a través de los espacios que existen entre las placas que la conforman (¡alerta volcánica!).

Cuando surge el magma se crea corteza nueva. ¡Alto! Sé lo que están pensando y no, no es que la Tierra se expanda infinitamente como la goma de mascar. ¡Por Dios! ¿Se lo imaginan? Nuestro planeta como un chicle masticado y blandito. Para vuestra tranquilidad mental, mis queridos lectores, cuando surge corteza nueva, en los límites divergentes de las placas (donde se separan), y que generalmente ocurre en los lechos oceánicos, en otra parte del globo se reduce la misma cantidad de corteza. Es un asunto de equilibrio de la fuerza. La desaparición de corteza ocurre en los límites divergentes, ósea, donde las placas se superponen; al más puro estilo de la ley de la selva, la placa más delgada y densa se hunde en la corteza. Aunque, a veces, en lugar de desaparecer hay un plegamiento y obtenemos como resultado un maravilloso cordón montañoso.

¿Ahora comprenden esa coincidencia de que ocurran sismos en dos lugares totalmente apartados, en períodos similares de tiempo? Ya les había dicho que no existen las coincidencias. De hecho, hay países más temblorosos que otros y eso se debe a que tienen la buena o mala fortuna de encontrarse justo sobre una placa muy activa. ¡Que cosas!



No todo es crear y destruir. Hay sectores de la corteza que se desplazan horizontalmente en sentidos opuestos. Se les conoce como límites transformantes.



Es imposible hablar de tectónica de placas sin considerar a las montañas y los volcanes. Personalmente me encantan ambos, pues en mi país tenemos un largo cordón montañoso que nos recorre de norte a sur, la Cordillera de Los Andes; la que, por cierto, tiene su buena cuota de volcanes. (para que se hagan una idea, en la imagen que está aquí debajo solo se muestran los más activos)

 Bueno, para el que no sabía, montañas y volcanes hay tanto en tierra como bajo el mar. En la tierra, los cordones de montañas alteran clima y, vida vegetal y animal. Los volcanes, por su parte, alteran todo... lo destruyen, pero la meteorización y la erosión crean cosas nuevas a la larga, porque aportan nuevos nutrientes al suelo.

¿Lo que marqué en negrita les suena familiar? Tranquilos, no es su imaginación, también hablamos de esos términos ayer y prometí que hoy los explicaría un poquito. Sin embargo, antes de cambiar levemente el tema, les comento que en el mar, la presencia de los volcanes y las montañas, a excepción por el detalle climático, es exactamente igual que en tierra. ¡Vamos! No llueve bajo el mar, ¿o si?

Entonces, ¿qué pasa con la meteorización? Esta es la interacción entre rocas y minerales con la atmósfera terrestre; la erosión, por otra parte, es el desprendimiento, disolución y transporte del material rocoso, que ocurre luego de la meteorización o en paralelo. Cuando ambos fenómenos se combinan, la superficie de la Tierra se desgasta (disolución o fragmentación de las rocas).

La interacción de las rocas con la atmósfera puede ser química (como  la lluvia ácida) o física (por la temperatura y hielo). Luego de esos procesos, y con ayuda del viento (por ejemplo), los restos son transportados y usados como ingredientes para la vida. De hecho, así es como se produce el suelo por el que caminas a diario. Y no, no me refiero al cemento, sino a lo que está bajo este.




Mientras repasaba estos contenidos sobre la corteza y su actividad, me fue inevitable pensar en dos films de acción apocalíptica que no pueden exagerar más esto de la tectónica de placas (de alguna u otra manera). San Andreas y 2012. Pero Hollywood no es el único que se dedica a explotar el tema de los terremotos, nuestro país también tiene su best seller - 03:34 Terremoto en Chile. De hecho, y aunque parezca mentira, la película está basada en historias reales que acontecieron el 27 de febrero desde las 03:34 am en el centro-sur del país.

Si, mi tierra se mueve bastante. No puedes vivir en un país sísmico y carecer de cultura terremotística, que es una jerga para referirse a la capacidad de diferenciar entre un sismo (o temblor) y un terremoto. De esta manera, en nuestra patria abundan las bromas en relación al tema; inconscientemente la tectónica de placas es pan de cada día:

"Si estás en algún lugar (sea Chile o no), se mueve la tierra y da la casualidad de que tienes a un chileno cerca, obsérvale detenidamente. Si el chileno palidece, grita uno o más improperios, se asusta o, inútilmente, corre... teme por tu vida". En Chile nadie se mueve o altera por algo que no supera los 7 a 7,5 grados.


Bueno, terminados por hoy. Como siempre agradezco la lectura y, de antemano, cualquier calificación y/o comentario.

¡Hasta la próxima!



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