viernes, 29 de junio de 2018

Todo se resume en el clima

No es una novedad que las condiciones climáticas están bastante temperamentales. Con tanto cambio climático a la orden del día, y tanta disputa sobre los efectos negativos del calentamiento global, me pareció que llegar al capítulo de hoy fue casi una señal del destino. Quiero decir, siempre es bueno conocer un poco sobre las circunstancias del clima de un planeta; sobre todo si se vive en él.

El episodio de hoy se titula:



Climas Cambiantes



Ya lo había mencionado anteriormente, el clima tiene un papel fundamental en la obra de teatro de la vida en el planeta. Pero, exactamente ¿qué es el clima?

Puede que suene redundante y, francamente, no se me ocurrió una forma mejor de explicarlo, pero esta es la definición que entrega la Enciclopedia: es el tiempo medio de una región, durante un período de tiempo prolongado.

"El clima es el tiempo de una región en el tiempo"

Si lo dices rápido, incluso suena gracioso, pero es verdad. Es lo que es y ocurre por muchas causales: condiciones climáticas (temperatura, lluvia, viento y presión); altura sobre el nivel del mar, topografía, cercanía a mares u océanos y por causa de la latitud. Lo mejor se deja para el final; resulta que la latitud determina cuánta radiación recibe un lugar y, por ende, cuánta luz y calor llega a una determinada zona.

¿No se les había ocurrido que existía una razón para que en los polos las temperaturas fueran tan bajas? Era obvio, todo culpa de la latitud y de la escasez de luz y calor en los "extremos del mundo".



¡Todo en la vida tiene una clasificación! El clima no es la excepción a esa triste ley universal. Todo depende de la temperatura y el volumen de las precipitaciones, lo que afecta el crecimiento vegetal. Pero la verdad es que las condiciones climáticas no son estáticas; con millones de años de historia, la Tierra a experimentado numerosos cambios en su clima. El calentamiento global (que tan de moda está) es solo uno más en la lista.


Se entiende que los grandes cambios climáticos funcionan cíclicamente, algo que nos pueden aclarar muy bien las rocas y los fósiles (los contadores de historias, ¿recuerdan?).
Un cambiador de climas por excelencia son los volcanes, la actividad volcánica para ser precisos - por la liberación de gases a la atmósfera. Las corrientes oceánicas tampoco se quedan atrás. Esto último me recuerda al film "El día después de mañana".

Pero, ¿se acuerdan que ya he mencionado que no existen las coincidencias? ¿Tectónica de placas les suena familiar? Todo está conectado, mis queridos lectores.

Históricamente (y me refiero al planeta Tierra), la expansión y contracción oceánica, junto al desplazamiento de los grandes continentes a causa del movimiento de las placas, han expuesto a las grandes masas de tierra y agua a diferentes cambios climáticos. Por ejemplo, mas de alguno de ustedes (sino todos) habrán alguna vez oído hablar de las eras glacial e interglacial. Si, si se les vino a la mente "La Era de Hielo" ya saben de qué hablo.

Aquí estamos entrando a las grandes ligas del clima. Si hablamos de un período prolongado y frío, tenemos una glaciación. Por el contrario, si es un período cálido y sin hielo en los polos, es interglaciar - por allí andamos hoy en día. Estos últimos ocurren por culpa de los gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono. Ya la vegetación libera estos gases en forma natural a la atmósfera; por tanto, imaginen el nivel de saturación en la actualidad, donde los seres humanos liberamos esos componentes en forma artificial.


¿Saben lo que hace un invernadero? Retiene calor. Los mares se vuelven menos profundos y aparecen cada vez zonas más áridas.


Por hoy creo que no me voy a extender más con el tema. Tengo gripe y mis conexiones neuronales están entrando en reposo. De paso (y sin relación alguna) les comento que los próximos dos días no habrá actualizaciones, así que nos leeremos nuevamente el lunes.

Como siempre agradezco su interés y sus comentarios. Además, como soy una maravillosa persona, aquí debajo les dejo un regalito que quizás podría interesarles (ojo que está en español).

¡Nos vemos!




Mi tierra se mueve

Si pensaron que ya había olvidado subir el reporte de hoy, estaban muy equivocados, solo me retrasé un poco.

Sigamos con la maravillosa historia de la enciclopedia que cultiva la cultura general de las personas. Aún queda un largo camino por recorrer, el cual cuenta con un total de 617 páginas; es decir, unas seis categorías de colores, en las que la más extensa parece ser aquella que nos habla sobre el reino animal. Veamos si comenzamos a entender que los seres humanos no somos los únicos seres vivos en el planeta.

Ya comienza la aventura de hoy, en un capítulo titulado:


La Tierra Activa



¿Recuerdan que ayer insistí, por lo menos unas tres veces, en el asunto de las capas? Pues el tema a tratar se centra en una de ellas, de casualidad la más externa: la corteza. A modo de resumen, habíamos acordado que esta capa era la más activa (o dinámica, si prefieren), debido al desplazamiento de las placas que la conforman. ¡Por favor! De alguna manera la pobre tiene que liberar toda esa presión que recibe por parte del manto; de allí que nunca esté quieta.

De esa manera, toda esta alteración en el contorno de los océanos y continentes se debe a la tectónica de placas. Aquí debo detenerme para declarar solemnemente que por fin (creo) estoy entendiendo el porqué de la relación de pseudo-maltrato entre el manto y la corteza.

¿Que qué tiene que ver el manto en todo esto? Resulta que el magma del manto inferior surge hacia la corteza a través de los espacios que existen entre las placas que la conforman (¡alerta volcánica!).

Cuando surge el magma se crea corteza nueva. ¡Alto! Sé lo que están pensando y no, no es que la Tierra se expanda infinitamente como la goma de mascar. ¡Por Dios! ¿Se lo imaginan? Nuestro planeta como un chicle masticado y blandito. Para vuestra tranquilidad mental, mis queridos lectores, cuando surge corteza nueva, en los límites divergentes de las placas (donde se separan), y que generalmente ocurre en los lechos oceánicos, en otra parte del globo se reduce la misma cantidad de corteza. Es un asunto de equilibrio de la fuerza. La desaparición de corteza ocurre en los límites divergentes, ósea, donde las placas se superponen; al más puro estilo de la ley de la selva, la placa más delgada y densa se hunde en la corteza. Aunque, a veces, en lugar de desaparecer hay un plegamiento y obtenemos como resultado un maravilloso cordón montañoso.

¿Ahora comprenden esa coincidencia de que ocurran sismos en dos lugares totalmente apartados, en períodos similares de tiempo? Ya les había dicho que no existen las coincidencias. De hecho, hay países más temblorosos que otros y eso se debe a que tienen la buena o mala fortuna de encontrarse justo sobre una placa muy activa. ¡Que cosas!



No todo es crear y destruir. Hay sectores de la corteza que se desplazan horizontalmente en sentidos opuestos. Se les conoce como límites transformantes.



Es imposible hablar de tectónica de placas sin considerar a las montañas y los volcanes. Personalmente me encantan ambos, pues en mi país tenemos un largo cordón montañoso que nos recorre de norte a sur, la Cordillera de Los Andes; la que, por cierto, tiene su buena cuota de volcanes. (para que se hagan una idea, en la imagen que está aquí debajo solo se muestran los más activos)

 Bueno, para el que no sabía, montañas y volcanes hay tanto en tierra como bajo el mar. En la tierra, los cordones de montañas alteran clima y, vida vegetal y animal. Los volcanes, por su parte, alteran todo... lo destruyen, pero la meteorización y la erosión crean cosas nuevas a la larga, porque aportan nuevos nutrientes al suelo.

¿Lo que marqué en negrita les suena familiar? Tranquilos, no es su imaginación, también hablamos de esos términos ayer y prometí que hoy los explicaría un poquito. Sin embargo, antes de cambiar levemente el tema, les comento que en el mar, la presencia de los volcanes y las montañas, a excepción por el detalle climático, es exactamente igual que en tierra. ¡Vamos! No llueve bajo el mar, ¿o si?

Entonces, ¿qué pasa con la meteorización? Esta es la interacción entre rocas y minerales con la atmósfera terrestre; la erosión, por otra parte, es el desprendimiento, disolución y transporte del material rocoso, que ocurre luego de la meteorización o en paralelo. Cuando ambos fenómenos se combinan, la superficie de la Tierra se desgasta (disolución o fragmentación de las rocas).

La interacción de las rocas con la atmósfera puede ser química (como  la lluvia ácida) o física (por la temperatura y hielo). Luego de esos procesos, y con ayuda del viento (por ejemplo), los restos son transportados y usados como ingredientes para la vida. De hecho, así es como se produce el suelo por el que caminas a diario. Y no, no me refiero al cemento, sino a lo que está bajo este.




Mientras repasaba estos contenidos sobre la corteza y su actividad, me fue inevitable pensar en dos films de acción apocalíptica que no pueden exagerar más esto de la tectónica de placas (de alguna u otra manera). San Andreas y 2012. Pero Hollywood no es el único que se dedica a explotar el tema de los terremotos, nuestro país también tiene su best seller - 03:34 Terremoto en Chile. De hecho, y aunque parezca mentira, la película está basada en historias reales que acontecieron el 27 de febrero desde las 03:34 am en el centro-sur del país.

Si, mi tierra se mueve bastante. No puedes vivir en un país sísmico y carecer de cultura terremotística, que es una jerga para referirse a la capacidad de diferenciar entre un sismo (o temblor) y un terremoto. De esta manera, en nuestra patria abundan las bromas en relación al tema; inconscientemente la tectónica de placas es pan de cada día:

"Si estás en algún lugar (sea Chile o no), se mueve la tierra y da la casualidad de que tienes a un chileno cerca, obsérvale detenidamente. Si el chileno palidece, grita uno o más improperios, se asusta o, inútilmente, corre... teme por tu vida". En Chile nadie se mueve o altera por algo que no supera los 7 a 7,5 grados.


Bueno, terminados por hoy. Como siempre agradezco la lectura y, de antemano, cualquier calificación y/o comentario.

¡Hasta la próxima!



jueves, 28 de junio de 2018

En mi planeta vivo

No tengo hijos, pero si los tuviera me encantaría que ellos heredasen mi amor por la lectura. Si ese fuera el caso, adoraría que leyesen este libro que acabo de comenzar. Una enciclopedia.

Si, usted ha leído bien. Cuando era pequeña, en casa teníamos dos grandes series de enciclopedias: Cosmos y Monitor. Las amaba. Todavía existen en casa de mis padres y es que mucho de lo que tienen no ha cambiado con el paso del tiempo. ¡Pues bien! El libro que tengo en mis manos es como esos. Se titula El Libro de la Naturaleza, fue publicado originalmente en Gran Bretaña en 2010, gracias a editorial Dorling Kindersley.


¿Sabes qué es lo genial de las enciclopedias? En mi opinión es que como están dirigidas a público general, contienen de todo un poco. El punto de partida perfecto para volver a aprender. 

¿Comenzamos? El primer episodio de esta historia se titula:



Un Planeta Vivo




Pues bien, con la lectura de hoy he recordado que la Tierra no es solo un cuerpo inerte en el que habitamos los seres vivos, y que todos los procesos naturales que en ella acontecen son necesarios para la existencia de la vida. En otras palabras, nada es por casualidad.

El majestuoso planeta azul, como muchos gustan nombrarlo, posee la fortuna de encontrarse a la distancia perfecta del Sol; esto le garantiza la existencia de una atmósfera exterior y una hidrosfera (el agua) superficial. Esto aísla y protege, permitiendo la vida.

El planeta en sí mismo, como todas las cosas bellas y perfectas, está compuesto por capas; cada una con distinta consistencia, grosor y función. El centro es el núcleo, es sólido, pero está rodeado por una capa fundida. Si, no pude evitar recordar la película "El Núcleo" (The Core); particularmente la escena en la que el guapísimo Dr. Keyes explica a los hombres del gobierno, el trágico destino del planeta una vez que su núcleo se detenga.

Volviendo a lo de las capas, tenemos el núcleo al centro y la corteza en la parte más externa; entre ambas está el manto, el cual tiene bastante movimiento producto del calor generado por la parte central del planeta y, en consecuencia, ejerce presión continua contra la capa más externa. La corteza se divide en placas, las que por efectos de esa presión van transformando la geografía terrestre (valles, océanos, montañas, etc).


Nuestra distancia al Sol garantiza luz y calor; por consiguiente, el calentamiento de la atmósfera, las grandes masas de agua y la tierra, configuran el clima y todo lo que ello conlleva.
Por otro lado, el romántico satélite natural de la Tierra, la Luna, en su incansable rotación en torno al planeta, causa las mareas como consecuencia de su atracción gravitatoria. Había escuchado más de una vez que eso era un mito, pero (ya ven) no lo era. Los que vivimos en las costas del globo lidiamos con eso cada día.


¿Recuerdan que les hablé de la atmósfera? ¿Ese hermoso manto invisible que nos brinda su protección? 
Resulta gracioso que ella también esté compuesta por capas (así que insisto en que todo lo bello y perfecto está constituido por capas). Cada sección de la atmósfera cuenta con diferente temperatura y composición gaseosa, pero les parecerá interesante que el mayor porcentaje de esos gases son nitrógeno y oxígeno.

Ahora, ¿qué es todo eso de la protección con lo que vengo fastidiando? En el caso de la atmósfera, acontece en diferentes ámbitos.

Por ejemplo, la capa de ozono es nuestro escudo protector contra los rayos ultravioletas; sin ella no existiríamos. Vuelvo a citar "El Núcleo", ¿recuerdan esa escena del Puente de Brooklyn? Solo para hacernos una idea.

Por otro lado, la troposfera, otra capa de la atmósfera (sus 16 km inferiores para ser exactos), es donde se restringe la actividad climática; aquí también, gracias a la interacción con el agua superficial terrestre, se recicla y distribuye ese preciado elemento (nubes, lluvia, nieve, ¿me siguen?).

Por supuesto que no podemos olvidar mencionar que gracias al oxígeno en la atmósfera respiramos.

¿Qué más?

Un planeta no es tal sin la tierra que lo constituye. Supongo que no han olvidado que se divide en capas (porque he sido bastante insistente con eso). Sabemos que la vida se desarrolla en la capa más externa, la corteza. En ella hay otro elemento fundamental para la existencia de vida, de hecho es algo inorgánico y cuenta con más de 500 tipos diferentes. Estoy hablando de las rocas; compuestas por miles de minerales y producto del levantamiento de la corteza junto a fenómenos como la meteorización y la erosión (que trataremos más adelante).

No les voy a decir que las rocas también tienen capas. Pero si les voy a comentar que existen tipos de rocas. Tres categorías para mayor precisión, y aunque suene romántico, cada una cuenta una parte de la historia del planeta.


  1. Rocas ígneas. La roca fundida se enfría y solidifica, ese es su origen; dependiendo de qué tan rápido ese proceso sucede, pueden ser de grano fino (ocurre rápido) o grueso (ocurre lento). Lo primero que se me vino a la mente cuando leí esto, fue un volcán haciendo erupción junto al océano y otro en la mitad de la antártica. ¿Qué tipo de roca ígnea se produciría en cada situación?
  2. Rocas metamórficas. Por el calor y la presión, pero en la capa más profunda de la corteza.
  3. Rocas sedimentarias. Estas sí que cuentan historias variadas, relacionadas con las diferentes vidas que han transitado por la Tierra. Tenemos arena y esqueletos de animales que se compactan producto de la presión de capas de más de lo mismo, el agua y el paso el tiempo.

¿Interesante verdad? La próxima vez que mire una roca o la sostenga en mi mano, por respeto, necesariamente tendré que pensar qué tipo es y cuál podría ser la historia que esconde. Cuando salga a dar un paseo, tendré que estar consciente de que camino sobre kilómetros de anécdotas, historia.



Hasta aquí el aprendizaje de hoy. Muchas gracias por leerme y espero sus comentarios si se animan.

¡Hasta la próxima!

miércoles, 27 de junio de 2018

¡Estoy olvidando cosas!

Ciertamente han pasado nueve años desde que hice una publicación en este blog; ahora que lo pienso, es una verdadera lástima que no lo revisase antes, tuvo mucha lectura y excelentes comentarios en su tiempo. Dicho esto, me disculpo sinceramente con mis lectores y comentaristas.



Dando vuelta la página, debo decir que lo que me motiva a retomar esta sección es un hecho que había venido advirtiendo desde hace un tiempo, pero que había decidido ignorar por razones que, incluso yo, no acabo de comprender. Lamentablemente ya no puedo continuar haciéndolo. Estoy olvidando cosas, aprendizajes que creía tenía arraigados en mi memoria; parecen haber desaparecido en algún apartado rincón del laberinto de conexiones neurológicas que conforman mi cerebro. ¡Una verdadera tragedia! Y una vergüenza si me piden la opinión.

Todo comenzó hace unos días, estaba sentada haciendo lo que todo aquel con tecnología táctil al alcance realiza últimamente: revisando facebook. Me topé con una publicación sobre respuestas ingeniosas en exámenes de la escuela, bastante graciosas por cierto. Disfruté alegremente hasta que me topé con una que trataba sobre el teorema de pitágoras. Repentinamente escucho la respuesta correcta a mi oído; resulta que mi novio había estado leyendo sobre mi hombro, pues le había llamado la atención mi risa. Inocentemente, le pregunté que cómo lo sabía. Él me miró sorprendido y sonrió tiernamente antes de explicar: "es el teorema de pitágoras", dijo. Naturalmente sabía de qué me hablaba, pero por alguna razón no podía recordarlo, algo que le hice saber inmediatamente. Continuó entonces con su paciente explicación, "en un triángulo rectángulo, el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos. De esa manera, en este problema, tienes que sumar los lados, al resultado le sacas la raíz cuadrada y listo". ¡Me quería morir!

De hecho, creo que dije eso último en voz alta.

¿Cómo era posible que olvidase algo tan básico? Entiendo que uno elimina lo que no usa, por decirlo de alguna manera; pero ni novio, que tiene la misma edad que yo, no tiene un trabajo que requiera conocimientos matemáticos y él si lo recordaba. Me sentí muy avergonzada, más aún porque habían muchas otras cosas que estaba olvidando y que las supe muy bien en algún momento; además de que me había descubierto cometiendo faltas de ortografía, algo impensable para mi persona.

Me puse de pie súbitamente y declaré a viva voz que volvería a estudiar todo lo que había aprendido en la escuela. No quería volver a pasar una vergüenza semejante - soy una mujer muy orgullosa y competitiva.

De esa manera, me propuse un nuevo proyecto: repasar poco a poco todos los conocimientos, incluso los relacionados a mi carrera profesional. Ahora, con solo leer los libros no es suficiente, así que redactaré un pequeño escrito con cada tema que repase (por muy breve que sea), a fin de dejar un registro de mi avance. Con este nuevo proyecto mataré dos pájaros de un tiro: ya sabemos que uno es cuidar mi orgullo; el otro lo aprendí hoy y se relaciona con el título de esta entrada.

¿Por qué estoy olvidando las cosas?
Eso fue lo que me propuse averiguar hoy y lo que motivó mi proyecto personal.

Investigué usando la magia de google y encontré una publicación bastante interesante, cuyo autor es Ignacio Morgado Bernal, quien escribió un artículo en la Web "Mente Sana" llamado "Cerebro humano: así funcionan el recuerdo y el olvido"(les dejo el link al final de este artículo por si se animan a leerlo).

En el escrito, el autor entrega información bastante interesante asociada a la memoria; sin embargo, lo que más me llamó la atención es que aclara que hay información que no recordamos, pero eso no significa necesariamente que pasase al olvido. Existen recuerdos condicionados a las circunstancias y, por ende, solo podemos recordarlos si somos sometidos a las mismas circunstancias; eso es culpa de la memoria inflexible o rígida, que es la que utilizamos para escribir, nadar o hablar un lenguaje. 

¡Pero podemos entrenar nuestra memoria! Buena noticia para mí y para todos aquellos que se interesaron por esto. Entrenar la memoria permite evocar recuerdos de utilidad con mayor facilidad e independiente de la circunstancia en la que uno se encuentre; todo gracias a la memoria flexible.

Como todos los artículos de este tipo, el señor Morgado nos deja claves para recordar mejor, las que resume en diez maravillosos consejos:

  1. Practicar ejercicio regularmente. Aunque no lo hago todos los días, me aseguro de entrenar un mínimo de tres veces por semana. Mi motivación era bajar mi porcentaje de grasa y el peso de pasada, pero ahora que aprendí que el ejercicio físico también ayuda a la memoria, lo haré con aún más empeño.
  2. Evitar el exceso de grasas en la alimentación. Puede que sea un desafío, soy de naturaleza golosa, en particular por lo dulce. Requeriré un esfuerzo extra para cumplir este consejo.
  3. Dormir lo necesario con regularidad. Me jactaba de ser muy buena para dormir, pero últimamente he notado que duermo bastante poco. Tendré que aplicarme en este punto también, de lo contrario podría convertirme en un zombie secundario a la privación de sueño.
  4. Entrenar frecuentemente la memoria de trabajo. Es la memoria que usamos para pensar, razonar, planificar y decidir. Ya había comenzado a hacer los crucigramas del diario nuevamente, y resulta que eso es lo que recomienda (también los sudoku). Para mí es una grata experiencia, en particular porque me recuerda a cuando era pequeña y competía con mi abuela por el trozo de papel. ¿Sabías que Emol te permite rellenar el crucigrama vía online?
  5. Practicar el recuerdo de todo lo que te interesa. Ciertamente hoy en día confiamos mucho en los recordatorios del celular, por eso mismo ya no recordamos teléfonos o fechas de cumpleaños. Nunca he sido muy amiga de la tecnología, así que es una buena oportunidad para volver a memorizar esos detalles.
  6. Disfrutar de la lectura. Siempre me ha gustado, pero últimamente he leído muy poco. ¡Definitivamente mi ortografía ha decaído por eso! El nuevo proyecto me ayudará a recuperar el tiempo perdido. También estoy escribiendo mis novelas otra vez, así que espero mejorar en ello y de paso... si hay algún editor por allí leyendo... estoy con deseos de publicar (uno nunca sabe).
  7. Practicar nuevos idiomas. ¡Me encanta! De hecho, estoy estudiando francés y próximamente japonés con ayuda de Rosetta Stone.
  8. Escuchar música y tocar algún instrumento. Escucho música a diario; además, también tengo un violín, lo tenía un poco abandonado, pero quiero retomarlo. Tocar mi amado instrumento de cuerda, un poco cada día, me ayudará a levantar la moral y de paso estimular la memoria.
  9. Viajar y descubrir nuevos lugares. ¡Por Dios, eso no tienen que decírmelo dos veces! Si tuviese suficiente dinero, o si este creciese de los árboles, ya me habría recorrido el mundo completo unas tres veces. Por ahora, tenemos una nueva aventura planificada para septiembre.
  10. Recurrir a lo sencillo. Me gustan las cosas prácticas, y odio invertir dinero de más, sobre todo si no es necesario. Así que esto no será problema.

No pretendo extenderme de más en la publicación, así que para finalizar, y antes de que la redonda luna saliente me siga distrayendo (resulta que me queda justo de frente), debo aclarar una regla fundamental para el nuevo proyecto que comenzaré:

"Sólo utilizaré google para búsqueda de conceptos específicos, pero no pretendo estudiar desde el computador. Hay demasiada distracción en internet y la idea es aprovechar el tiempo lo mejor posible."

Deséenme suerte espero puedan volver a acompañarme con su lectura y comentarios.

¡Hasta la próxima!

Morgado Bernal, I. (sin fecha). Cerebro humano: así funcionan el recuerdo y el olvido. Publicado en el sitio Web de MenteSana: http://www.mentesana.es/psicologia/cerebro/cerebro-humano-asi-funcionan-recuerdo-olvido_937