Isekai
- 異世界 -
Él
Acababa de recordar el motivo por el cual había comenzado a odiar su trabajo. Corría a toda velocidad, el agua, acumulada por la lluvia persistente, salpicaba al impacto de sus botines de cuero negro en el suelo. Entre el sudor y la lluvia, la camisa, de algodón y poliéster blancos, se estaba prácticamente fusionando con su piel. Los kilos extra del largo abrigo negro, bastante empapado por el temporal, tampoco estaban siendo de mucha ayuda. Pese a todo, estaba haciendo lo que más le gustaba, el arte de cazar criminales sin duda se volvía mucho más interesante con todos esos inconvenientes. Si, habría sido perfecto si su compañero lograse moverse a la par suyo. Resultaba que el sujeto iba varios metros más atrás, su pésima resistencia y el exceso de tabaco y alcohol así lo habían condicionado.
Cuando saltó la cerca que se le presentaba enfrente y se apoyó en el tope, vio a su pareja tomar un respiro por tercera vez consecutiva; supo inmediatamente que ya no podría contar con su asistencia para esa cacería. Tendría que apañárselas solo, como siempre. ¿Por qué sus superiores insistían en obligarle a formar equipo con individuos incompetentes? Nadie de la fuerza de elite podía ir a la par con él. Aún así, uno tras otro, le designaban inútiles compañeros de equipo que acababan siempre llevándose todo el crédito de las cacerías. Suspiró y descargó todo su exceso de ira en el descenso, lanzándose con aún más velocidad y fuerza en la persecución.
En esta ocasión su presa estaba bastante bien preparada, se movía con la misma agilidad que un mono. Saltaba de un lugar a otro sin importar la distancia; sorteaba los obstáculos del camino con tal facilidad que incluso llegó a sospechar que aquel muchacho podía volar. Probablemente fue eso, sumado a la falta de visibilidad por causa de la lluvia, más un exceso de confianza por su parte, que cuando saltó por la rambla erró el cálculo y acabó precipitándose al vacío.
Rebotó en una superficie medianamente blanda, pudo sentir el roce de las ramas de los árboles, intentó vanamente ralentizar su caída, mas volvía a resbalar y rodar ladera abajo.
Para cuando recobró el conocimiento, había dejado de llover y sus alrededores estaban considerablemente más iluminados. Se incorporó con lentitud, resintiéndose en cada fibra de su cuerpo, de pasada maldijo a su compañero, que prontamente sería ex-compañero, por la falta de apoyo y preocupación. Ya de pie, le llamó la atención que sus ropas estaban secas y limpias. Algo raro.
Se examinó detenidamente, además del dolor, no presentaba laceraciones o magulladuras; y esperaba al menos una o dos producto de la caída. Algo muy raro.
Observó su alrededor, en todas direcciones. No parecía haber ninguna persona cerca. Por la disposición del terreno, supuso que sería una especie de quebrada, sobretodo porque los muros a su alrededor eran de roca sólida. A lo alto se podía distinguir claramente el cielo azul, ¿de tal altura había caído? Sacudió la cabeza un par de veces y jaló de su mejilla para asegurarse de que realmente estaba consciente. Se centró y decidió buscar una salida.
Poco a poco, los muros parecieron disminuir su altura, al menos lo suficiente para notar que la vegetación aparecía entre sus grietas. Para cuando salió a espacio más abierto, y logró una vista panorámica de su ubicación, tragó saliva y parpadeó numerosas veces. Eso era extremadamente raro.
Continuará...
Cuando saltó la cerca que se le presentaba enfrente y se apoyó en el tope, vio a su pareja tomar un respiro por tercera vez consecutiva; supo inmediatamente que ya no podría contar con su asistencia para esa cacería. Tendría que apañárselas solo, como siempre. ¿Por qué sus superiores insistían en obligarle a formar equipo con individuos incompetentes? Nadie de la fuerza de elite podía ir a la par con él. Aún así, uno tras otro, le designaban inútiles compañeros de equipo que acababan siempre llevándose todo el crédito de las cacerías. Suspiró y descargó todo su exceso de ira en el descenso, lanzándose con aún más velocidad y fuerza en la persecución.
En esta ocasión su presa estaba bastante bien preparada, se movía con la misma agilidad que un mono. Saltaba de un lugar a otro sin importar la distancia; sorteaba los obstáculos del camino con tal facilidad que incluso llegó a sospechar que aquel muchacho podía volar. Probablemente fue eso, sumado a la falta de visibilidad por causa de la lluvia, más un exceso de confianza por su parte, que cuando saltó por la rambla erró el cálculo y acabó precipitándose al vacío.
Rebotó en una superficie medianamente blanda, pudo sentir el roce de las ramas de los árboles, intentó vanamente ralentizar su caída, mas volvía a resbalar y rodar ladera abajo.
Para cuando recobró el conocimiento, había dejado de llover y sus alrededores estaban considerablemente más iluminados. Se incorporó con lentitud, resintiéndose en cada fibra de su cuerpo, de pasada maldijo a su compañero, que prontamente sería ex-compañero, por la falta de apoyo y preocupación. Ya de pie, le llamó la atención que sus ropas estaban secas y limpias. Algo raro.
Se examinó detenidamente, además del dolor, no presentaba laceraciones o magulladuras; y esperaba al menos una o dos producto de la caída. Algo muy raro.
Observó su alrededor, en todas direcciones. No parecía haber ninguna persona cerca. Por la disposición del terreno, supuso que sería una especie de quebrada, sobretodo porque los muros a su alrededor eran de roca sólida. A lo alto se podía distinguir claramente el cielo azul, ¿de tal altura había caído? Sacudió la cabeza un par de veces y jaló de su mejilla para asegurarse de que realmente estaba consciente. Se centró y decidió buscar una salida.
Poco a poco, los muros parecieron disminuir su altura, al menos lo suficiente para notar que la vegetación aparecía entre sus grietas. Para cuando salió a espacio más abierto, y logró una vista panorámica de su ubicación, tragó saliva y parpadeó numerosas veces. Eso era extremadamente raro.
Continuará...
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