Infección Urinaria en el Adulto Mayor

En el artículo de Infección Urinaria mencioné que los adultos mayores manifiestan de forma diferente algunas infecciones, y me había comprometido a entregarles algunos detalles sobre eso, en este caso hablaremos de:


Infección Urinaria en el Adulto Mayor




Ya habíamos dejado en claro que las infecciones del tracto urinario (ITU) aumentan en frecuencia conforme la edad; de hecho, las ITU son la infección más frecuente dentro de la población anciana, junto con las enfermedades respiratorias. Afectando alrededor del 15% a los mayores de 60 años, hasta el 50% a los mayores de 80.

Algo interesante, y que ya les había mencionado en una oportunidad, es que la población geriátrica suele padecer una presentación atípica de la sintomatología, mayor presencia de co-morbilidades (como diabetes, hipertensión o colesterol alto) y mayor uso de fármacos. Ahora bien, en definitiva la pregunta es: 

¿por qué las ITU son más frecuentes en los adultos mayores?

Bueno, existen ciertos factores que predisponen al desarrollo de este tipo de infecciones:


  • Ya convenimos de que las ITU aumentan con la edad (tanto para hombres como para mujeres), esto se debe, entre otras razones, al acortamiento de la uretra; por tanto podríamos decir que, al menos en la tercera edad, las infecciones no hacen preferencia por sexo.
  • Otro hecho que aumenta el riesgo es el estasis urinario, que se relaciona con la obstrucción de la vía urinaria por diversas razones.
  • La institucionalización, es otro factor que, lamentablemente, aumenta el riesgo de ITU, debido a que favorece la disminución en la movilidad.
  • El uso de dispositivos tales como las sondas vesicales o catéteres, naturalmente predispone a infecciones. Estamos hablando de un cuerpo extraño que entra en nuestro cuerpo, por lo que una mala manipulación o manutención errónea (como todo en esta vida) podría conducir a una infección.
  • La inmovilidad (que ya lo habíamos mencionado), puede llevar a un estancamiento de orina y/o vaciado incompleto de la misma, lo que definitivamente facilita las infecciones.
Entonces, y a modo de resumen, podríamos concluir que el desarrollo de las ITU en la población mayor de 65 años varía en función de su estado de salud, su lugar de residencia, la edad, la presencia de diabetes mellitus, la realización de procedimientos de extracción de orina (sondeos o cateterismos) y el uso de antibióticos en forma regular. Algo alarmante es que los dos últimos de esta lista contribuyen a que las bacterias que afectan el tracto urinario sean resistentes a los antibióticos y, por lo tanto, sean difíciles de tratar o incluso causen una reincidencia de la enfermedad (ósea, que pase otra vez).

La siguiente pregunta es: 
¿Cómo se contagian los adultos mayores?

En un artículo que leí recientemente encontré que existen tres principales vías de contagio: la ascendente, la hematógena y por contigüidad.

La ascendente se refiere a algo que ya habíamos discutido en el artículo anterior y que está asociada con la posición anatómica de la uretra, pero, en el caso de los ancianos, esto también se asocia a uno de los factores de riesgo que mencionamos: el estásis urinario, el uso de sondas y los traumatismos de la zona; esto hace que las bacterias colonicen y se multipliquen con mayor facilidad. Obviamente, en este caso las mujeres son más propensas a las ITU por esta vía (ya conversamos que la uretra es más corta que en el hombre y tiene una posición anatómica mucho más expuesta).
La vía hematógena, está asociada a la presencia de una infección bacteriana en la sangre que alcanza la vía urinaria (sepsis); por fortuna, es algo poco frecuente en los adultos mayores.
Por contigüidad se da en los adultos mayores hospitalizados o institucionalizados y es por causa del personal que los cuida o por los implementos que se utilizan para el cuidado (los catéteres o sondas, por ejemplo).

La siguiente pregunta para plantearse es: 

¿si la sintomatología es inexistente o atípica, cómo puedo reconocer una ITU en un anciano?

Ciertamente una muy buena pregunta. Verdad es que muchas veces los síntomas de una infección urinaria pueden pasar desapercibidos, esto porque son imprecisos y difíciles de detectar. De esta manera, la forma en que una ITU se nos revela es bastante variable:

- Podrían, por ejemplo, aparecer cambios en el estado mental.
- Podría detectarse una cistitis con o sin fiebre.
- Las micciones aumentarían en frecuencia (pero ya son frecuentes en forma normal) y presentarían una sensación de quemazón (que muchas veces es ignorada).
- Visualizaríamos orinas turbias o con presencia de sangre.
- Podría sentir dolor al orinar.
- Incluso podríamos presenciar manifestaciones más graves, apuntando a una infección de la vía alta con fiebre, escalofríos, dolor lumbar y emisión de pus.

Lo bueno es que como la ITU es algo frecuente en el adulto mayor, habitualmente ocurre que ante fiebre es lo primero que se intenta descartar (junto con la enfermedad respiratoria). De esta manera, es habitual la solicitud de exámenes de laboratorio.


De allí que la consulta temprana sea fundamental.


Ahora, nuestro interés siempre es evitar la enfermedad. La única forma de hacerlo es a través de la prevención. Prevenir una infección urinaria puede ser complejo conforme se avanza en la edad, pero atacar los factores de riesgo que sean modificables resulta de gran ayuda. Por ello es fundamental:
  • Consumir líquidos en forma abundante (2 litros diarios y agua, preferentemente). Esto impide, entre otras cosas, la concentración de la orina y favorece el vaciamiento vesical.
  • No aguantar la micción. Si tiene deseos y puede, siempre es mejor ir y no aguantar. Suena bastante obvio, pero muchos retienen hasta el ultimo minuto la orina.
  • Mantener las co-morbilidades controladas y compensadas.
  • Alimentarse en forma equilibrada, evitando el exceso de alimentos grasos y azucarados (son los mejores amigos de las bacterias, de allí que la diabetes mellitus sea un factor de riesgo).
  • Higiene adecuada.
  • Evitar sondeos repetitivos y remitirlos a lo que sea exclusivamente necesario.
Esto es todo lo que puedo comentarles en relación a las infecciones urinarias en los adultos mayores; sin embargo, si desean algo más de información, siempre pueden volver al artículo principal o consultar las referencias que les dejo aquí debajo.

Muchas gracias por la lectura y espero sus comentarios.


Referencias:
- Gómez, A. (2009). Infección urinaria en el anciano. Revista Farmacia Geriátrica, 23(4), 40-45.
- Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. (2005). Guía de buena práctica clínica en geriatría: infecciones urinarias. 

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